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Uno de los significados de la participación femenina en el espacio laboral

Por: Isabella Acosta, analista de comunicaciones en Fundación Corona.

A principios del 2020 inicie mis prácticas en el área de comunicaciones de Fundación Corona. Una de las cosas que más me sorprendió cuando entré fueron las variadas y predominantes voces femeninas que dialogaban, negociaban, expresaban sus ideas, y su ser, sin mayor tapujo o censura. En Fundación Corona he tenido la oportunidad de trabajar, no solo con el equipo interno de la fundación sino también con personas que trabajan en programas aliados; cerca del 70% de estas personas son mujeres, mujeres jóvenes, en su mayoría, sin miedo a hablar, a expresar sus ideas, a llevarlas a cabo y con un sentido social importante.

Lo que esperaba era distinto. La experiencia que mis papás han tenido en el mundo laboral me formaron con otras expectativas de lo que me iba a encontrar en el mundo del trabajo. Se que el contexto laboral ha cambiado, pero el paradigma que a ellos les tocó (y que probablemente sigue existiendo en algunas organizaciones) fue de culturas organizacionales con estructuras verticales, con pocas o limitadas posibilidades de negociación, enfoques hacia la productividad con niveles que se preocupan poco por el cuidado de la salud mental y psicológica de los trabajadores y entornos laborales con una dominancia de individuos masculinos.

Con este panorama, tenía una idea diferente a la que me encontré cuando ingresé a la fundación, especialmente por la influyente y sobresaliente participación femenina que encontré. No sé si eso esté vinculado con los otros aspectos del modo de trabajo dentro de Fundación Corona, donde el diálogo, la posibilidad de negociación, y la apertura a nuevas ideas son pan de cada día, igualmente, también creo importante destacar que el papel masculino cumple un rol clave dentro de esta dinámica, pues gracias al convivir y coexistir todos en un entorno equitativo y en condiciones de igualdad, es que poco a poco, se puede construir una sociedad más igualitaria en donde quepamos todos. Sumado a eso, uno de los focos de los enfoques de la fundación es trabajar por la disminución de brechas en cuanto a género, que existen hoy en Colombia, referentes al acceso y permanencia en educación y empleo.

Ahora bien, algo que quisiera rescatar de las diversas voces femeninas que se encuentran en diferentes posiciones dentro del organigrama, es que me siento representada y reflejada en sus voces e historias de vida. Aunque no conozca a todas mis compañeras a profundidad, se que sus historias son las mías; de la madre cabeza de hogar, de aquella que estudia y trabaja, de la que es líder de equipo y comprende lo que nos preocupa a todas, de cuidar el lenguaje en donde no se discrimina ni menosprecia a las mujeres, todo lo contrario, se reconoce su valor, su poder y su situación en una sociedad como la latinoamericana donde los retos en equidad laboral son complejos y multidimensionales.

Ver a otras mujeres, reales, madres, amigas, hermanas, cuidadoras y profesionales, cada una en su situación de vida particular y trabajando en lo que les gusta es, honestamente, inspirador para personas jóvenes como yo, quien a veces, tiene problemas de autoconfiaza; a veces, considera que no puede ejecutar las cosas como se espera; a veces, siente que no puede aportar los suficiente. Estas sensaciones pueden ser comunes y normales en cierta medida, especialmente en muchas jóvenes, sin embargo, ver mujeres como yo, con historias similares, me demuestran que si es posible aspirar a condiciones de progreso femenino en el ámbito laboral. Al darme cuenta, por ejemplo, que mi jefe es madre cabeza de familia y una líder inminente, mis compañeras son mujeres totalmente alejadas de cualquier concepto de competitividad y rivalidad, por el contrario, conformamos todas un equipo donde comprendemos a las otras, nos tratamos con respeto y sacamos las cosas adelante. Esta oportunidad es algo que, para mi, no tienen ningún precio, simplemente es el gozo de trabajar con hermanas que demuestran que las cosas si se pueden hacer distinto, a tal vez, como les tocó a mis papás. Esta experiencia me ayuda a ampliar un poco mejor lo que significa el concepto de participación femenina (más allá de las cifras) dentro del panorama laboral.

Además, no es menor que el mismo enfoque de la fundación esté inclinado hacia una sociedad más igualitaria, equitativa y justa, trabajando por crear oportunidades para todos los colombianos y colombianas a nivel estratégico de manera colaborativa, que, a su vez, no solo me ha dado la experiencia del lugar de trabajo, sino también un panorama sobre la labor importante de una fundación de segundo piso.